sábado, 26 de abril de 2008


Más que yo seleccionarte, tu ya me habías escogido a mí. La tarea no era fácil, nunca lo es cuando es la primera vez. Queriéndolo o no te encomendé la triste y latente misión de velar por mis penas, de tratar de modificar la génesis de angustia que comenzaría a hacerse tan grande como tu paciencia.
Nunca me pediste explicaciones, porque sabías que no las tenía. Parecías entender cada acto, cada pensamiento...cada hoyo que iba a pisar con mis zapatillas rotas, ardientes de tanto caminar vano. Me regalaste mis primeros pasos austeros, cuando el suelo se hizo amargo y se burló de mi andar cansado, sordo de engaño, traición e inocecncia.

En mi pequeña creación destructiva.

1 comentario:

Anónimo dijo...

=D el amor fluiraaaaa...

y yo seré de la cato! ;)