Probablemente estas serán las últimas palabras que escriba en ascuas, antes de dejarme bañar por el relajante elixir de la certidumbre que, creo, me volverá el palpito a cero.
Sólo bastan los minutos, solo restan las horas. El cálculo final es un numerio binario, exacto y sin comas. No vaya a ser que dé para segundas interpretaciones, sería lamentable si deja alguna esperanza.
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